Trucos que los directivos pueden aprender de los padres para desarrollar a sus empleados
A menudo, en el mundo del liderazgo, los directivos se enfrentan a retos cuando tratan con sus empleados. Cuando uno es directivo, su éxito depende de la calidad de un equipo, por eso sacar el máximo partido a su gente es su trabajo diario. No importa lo grande o pequeña que sea su organización, un buen líder debe saber exactamente cómo motivar e inspirar.
Cuando la gestión y la crianza de los hijos se solapan
Es entonces cuando los estilos de gestión y paternidad chocan. Al igual que un padre, cualquier organización de éxito no debería confiar completamente en las relaciones directas «padre-hijo» basadas en el estilo autoritario. Guiados por las emociones más que por los sentidos racionales debido a la falta de experiencia, tanto los padres como los directivos suelen olvidar escuchar y analizar el problema. No obstante, siempre es útil analizar el estilo de gestión y, si algo va mal, adoptar un enfoque más flexible.
Hoy voy a compartir 5 trucos de la paternidad que pueden ayudar a cualquier directivo a desarrollar a sus empleados y a sacar el máximo partido a un equipo.
1. Establezca objetivos en lugar de expectativas
Esto puede parecer obvio y, sin embargo, es sorprendente la frecuencia con la que nos equivocamos. El mayor error de los padres es exigir demasiado a sus hijos y establecer objetivos en blanco y negro. Este enfoque desmotiva al niño, ya que el riesgo de fracaso es demasiado alto.
Por eso los buenos padres, así como los directivos eficaces, siempre establecen objetivos de rendimiento alcanzables.
Si su empleado se queda corto, celebre una reunión de objetivos de rendimiento en la que ambos puedan discutir la forma de resolver el problema de forma eficaz. Naturalmente, no se pueden alcanzar todos los objetivos, pero las mejoras que haya hecho tu empleado pueden ser una medida del éxito.
2. Pregunte y escuche
En toda empresa u organización siempre hay un empleado difícil que molesta a los compañeros. Al mismo tiempo, estas personas pueden ser buenas en su trabajo y contribuir mucho. Si no se les trata, estos empleados pueden perjudicar seriamente el ambiente de trabajo e incluso pueden ser la razón por la que otros empleados abandonen la empresa.
Antes de que el daño esté hecho, responda al problema. En primer lugar, obtenga los ejemplos concretos de un mal comportamiento y hable con su empleado. Asegúrese de que las preguntas sean lo más precisas posible y dé a su empleado la oportunidad de explicarlo todo. Así es como funciona la regla básica de la disciplina: parar, observar y escuchar.
3. Desafíe a sus empleados
Muchos buenos directivos pueden aprender mucho de los padres aquí. Desafíe a los empleados con tareas especiales en las áreas que les interesan. No te olvides de darles también un feedback reflexivo y sabio. Un simple «necesita mejorar» no funciona, sino que debes hacer comentarios específicos sobre las habilidades del individuo. Verá que sus empleados también se beneficiarán de los retos.
Deje que se sientan capacitados al trabajar para usted.
4. Mantener todo simple
Como dijo una vez el famoso compositor Charles Mingus, hacer lo simple complicado es habitual; hacer lo complicado simple, asombrosamente simple, eso es la creatividad. Se refería al mundo de la música, pero esto es igualmente aplicable al mundo de la gestión y la crianza de los hijos. Sencillo no significa condescendiente, sino claro y comprensible. Una comunicación clara simplificará la forma de interactuar con los empleados y hará que la información fluya sin problemas.
5. No te olvides del entretenimiento
Recuerde que su equipo está formado por individuos y aplique la regla de «trabajar duro, jugar más duro» tan a menudo como sea posible. Si tus empleados muestran un buen rendimiento, deja que las actividades de entretenimiento sean una retroalimentación positiva que les des. Los padres siempre utilizan esta práctica, ya que saben bien lo importante que es motivar, animar, apoyar y comprometerse.
Encontrar el equilibrio
Al igual que los padres no reciben formación en los campamentos para padres, no todos los directivos reciben formación en materia de gestión. Es más, la mayoría de los directivos adquieren esas habilidades por el camino. Así, un buen directivo debe encontrar un equilibrio entre las emociones y la visión racional. Esta es la parte más difícil en la gestión y la crianza de los hijos, ya que cualquier líder debe conectar con un equipo a nivel emocional y al mismo tiempo seguir siendo justo con todos. No es un equilibrio fácil de lograr, pero es una buena manera de desarrollar sus habilidades de gestión y de impulsar el rendimiento de sus empleados.